IBERIA NATURA

Dicen que hace muchos años, una ardilla podía cruzar la península Ibérica de lado a lado sin bajarse de los árboles. Eso hoy en día, a cambiado bastante.
Pero tenemos la satisfacción de contar con el país de mayor biodiversidad de flora y fauna de todo el continente europeo.
Más del 12% del territorio español está protegido por alguna denominación como Parque Nacional, Parque Natural, Reserva Natural, Paisaje Protegido, etc. Eso supone la protección de más de 6 millones de hectáreas terrestres y más de 254000 hectáreas marinas.
Es maravilloso caminar por alguno de estos espacios y observar el vuelo de un águila imperial; el ruido de un arroyo precipitándose por una cascada; el escándalo de la berrea producida por el celo del ciervo; el cambio de color de los hayedos en otoño...
Por todo esto y más, me lancé a crear este blog, para que a las personas que les guste caminar y observar la fauna y flora, sepan donde están los rincones naturales más bellos de este increible país de contrastes.
NO SOLO LOS HOMBRES HABITAMOS ESTE PLANETA.
¡¡¡CUÍDALO!!!



09 septiembre 2011

SENDERO CIRCULAR ARABÍ

Hace unas semanas, estando en mi pueblo, Yecla, una pareja forastera me preguntó sobre el monte Arabí y la forma de acceder a él. Amablemente, les fui explicando la forma de llegar, los puntos de interés, la fauna y flora que se puede contemplar y, por supuesto, les comenté la fama que tiene este pequeño monte, que nosotros, los yeclanos, llamamos "monte mágico".

Como no hace mucho tiempo estuvimos recorriendo este paraje, me animo a publicar una excursión por dicha área natural, a través del sendero de pequeño recorrido PR-MU 91, por el cuál, nuestros pasos estarán seguros de no extraviarnos, siempre que sigamos las marcas blancas y amarillas del citado PR.

A unos cuantos kilómetros de la murciana ciudad de Yecla, el monte Arabí es una montaña aislada, rodeada por cultivos. El modelado kárstico ha ido labrando su fisionomía durante siglos pero, es su parte mística, incluso sobrenatural, lo que lo hace famoso. Recientemente, en el programa de Cuatro, "Cuarto Milenio", han realizado un reportaje sobre este espacio natural . Y es que son algunas personas las que dicen sentirse extraños en este lugar. Pero yo, que no soy demasiado creyente de estas cosas, lo que me deja asombrado de este lugar es su biodiversidad, geología y restos culturales.

Aunque la ruta que narramos hoy, comienza en la denominada casa del Guarda, para acceder a ella, debemos de dejar nuestros vehículos unos metros más abajo, en un ensanche del camino, donde un par de barreras impiden el paso a vehículos motorizados. Un pozo recién reformado, nos servirá de referencia para saber que estamos en el lugar correcto. Desde aquí, se tiene que seguir la indicación vertical hacia la casa del Guarda, donde llegaremos en unos minutos después de un corto ascenso.

Una vez en la casa del Guarda, detrás de ella, aparece el cartel indicador de la excursión que vamos a realizar, que, como hemos citado anteriormente, está balizada mediante las marcas blancas y amarillas del PR-MU 91. Éste es un recorrido circular que nos guía hasta los puntos de más interés del monte Arabí y, además, podemos realizar un par de sendas alternativas para contemplar otros elementos de éste aislado montículo rocoso.

Personalmente, aconsejo adentrarse dentro de estas dos sendas alternativas que, aunque harán más larga nuestra excursión, nos harán ver prácticamente todos los rincones de este bello paraje natural. Aunque eso dependerá del tiempo y las ganas que tengan los excursionistas de recorrer el monte Arabí.

Comenzamos junto al cartel indicador de la ruta que vamos a realizar. Lo primero que hacemos, es dirigirnos hacia la derecha desde el cartel. Vamos a recorrer la primera de las sendas alternativas, que en unos pocos minutos y siguiendo un pequeño camino, nos deja al lado de un campo de petroglifos. Un cartel interpretativo a nuestra diestra, nos servirá de señal para saber que hemos llegado.

Detrás del cartel, una zona rocosa nos muestra varios ejemplares de petroglifos, diseños grabados en la roca que datan del segundo milenio a.C. y algunas cazoletas, huecos realizados al excavar la roca, normalmente de forma circular, también datados en la misma época.

Estos petroglifos y cazoletas, aunque hoy en día se desconoce su misión, posiblemente eran elementos de sentido religioso y cultural, según los estudios realizados.

Una vez contemplado este extraño y místico lugar, volvemos sobre nuestros pasos, observando a nuestra derecha el cerro del Arabilejo, lugar donde hay una buena concentración de cazoletas en su parte más alta. Llegamos de nuevo al cartel indicador de la ruta para ahora girar hacia la derecha y comenzar el recorrido del PR-MU 91. Unos metros después, una vez superara una barrera que impide el paso a los vehículos a motor, continuamos de frente hasta que el camino acaba.

Ahora, tomamos un nuevo camino hacia la derecha. Por él, iremos rodeando el cerro del Arabilejo por la izquierda, teniendo a nuestra zurda unos campos de labor abandonados donde podremos observar el correteo del conejo y el vuelo rasante de la perdiz roja. A nuestra derecha, el Arabilejo nos enseña por esta parte de la ladera, una zona en la que aún sobrevive parte de una muralla de un antiguo poblado atribuido a la edad del Bronce.

Todo aquél que quiera visitar el cerro del Arabilejo, podrá acceder a él dirigiéndose hacia la derecha, campo a través, ya que ninguna senda llega a su cima. Pero el acceso es sencillo y sin pérdida ninguna. Casi arriba del cerro, una pequeña senda nos indica el camino, atravesando la antigua muralla que delimitaba el recinto, y una vez en la cima del cerro, daremos una vuelta contemplando los restos de grandes cazoletas y algunos petroglifos. Para descender, intentaremos hacerlo por el mismo sitio de la subida, aunque lo importante es llegar al camino que transitábamos antes de subir a este otro "mágico" lugar. Esta visita si que es opcional, aunque el poco tiempo que se emplea para subir y bajar a este pequeño cerro unido a lo que nos enseña, hace aconsejable caminar este pequeño tramo extra. Nosotros no lo hicimos, puesto que lo habíamos visitado no hacía mucho tiempo, pero, repito, aconsejo ir.

Seguimos caminando por el ancho camino hasta que éste sigue de frente y las señales blancas y amarillas, nos guían hacia la izquierda, transitando por una senda, la cuál, acaba pocos metros después al llegar nuevamente al camino. Vamos, un atajo. Seguimos hacia la izquierda, adentrándonos poco a poco en la espesura del monte, donde el pino carrasco es el dominador arbóreo del lugar.

Continuamos caminando, observando a la izquierda las paredes rocosas del monte Arabí, pudiendo contemplar el majestuoso vuelo del águila real que, junto al búho real, son las rapaces más importantes de este enclave natural. Unos minutos después, nos daremos cuenta de que el camino se estrecha, convirtiéndose en senda. Ahora nuestros pasos seguirán por ella, rechazando una senda que nos surge por la diestra.

Nuestro caminar por la senda se hace más ameno, puesto que por esta zona la vegetación es más densa y, comenzaremos a observar rocas con extrañas formas, donde nuestra imaginación nos dirá que forma tiene, puesto que no todos coincidimos en su fisionomía.

Unos minutos después, llegaremos a un mirador creado reciéntemente, en el cuál, se observa abajo el recinto donde se encuentran las pinturas rupestres de los Cantos de la Visera I y II, además de una bonita panorámica.

Continuamos siguiendo la hilera de postes que han puesto para crear este mirador hasta llegar a las escaleras (también de nueva realización) que bajamos, continuando nuevamente por la senda hasta llegar a una bifurcación señalizada. Seguimos hacia la derecha en dirección a las pinturas rupestres a donde llegamos en pocos metros.

Por cierto, ha quedado muy seguro el tramo del mirador y las escaleras, pero para mi gusto, deberían de haber utilizado otros materiales de menos impacto visual que el hierro, que altera estéticamente este bello lugar.

Llegamos a la puerta de acceso del área donde están situadas las pinturas en un par de abrigos rocosos; el primero de ellos, Cantos de la Visera I, contiene bastantes figuras de estilo naturalista como caballos y bóvidos siendo el rojo el color principal de las pinturas; el segundo abrigo, Cantos de la Visera II, contiene más figuras que el primero, también de fauna en estilo naturalista y un ave en estilo esquemático además de varias figuras en estilo abstracto. También el rojo es el color predominante. Estas pinturas, junto con la de la Cueva del Mediodía están catalogadas desde 1998 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, dentro del conjunto de Arte Rupestre del Arco Mediterráneo Español.

Hablando de arte, quiero destacar que justo detrás del monte Arabí, ya en la provincia de Albacete, fue donde se descubrió la "Gran Dama Oferente" o "Dama de Yecla", una escultura de la época íbera, datada en el siglo III a.C. y encontrada en el yacimiento íbero del Cerro de los Santos. Hoy en día se expone en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.

Si se quiere visitar las pinturas rupestres de Cantos de la Visera I y II, se deberá pedir información en la Oficina Municipal de Turismo de Yecla (nº de teléfono 968 75 41 04), para solicitar cita para la visita. Nosotros no las visitamos en esta ocasión, puesto que ya las conocemos, pero merece la pena contemplarlas, y más aún si es, como creo, con un guía que nos va a informar sobre ellas... ¡gratis! (aunque no me extrañaría nada que te cobrasen en estos tiempos que corren de recortes sociales). Lo cierto es que vale la pena la visita, puesto que nuestros ojos observarán los primeros trazos pictóricos de nuestros antepasados, pintados hace unos "cuántos" años, entre 10000 y 6500 años.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta la intersección que nos ha llevado a las pinturas rupestres para ahora continuar hacia la derecha. 

Unos metros después pasamos bajo la boca de la cueva de la Horadada, flanqueada por un par de grandes pinos carrascos. Nos acercamos a ella por alguna de las varias sendas que se dirigen a la cueva hacia la izquierda.

Una vez en ella, nos asombrará el poder del agua, que ha sido capaz de erosionar la roca hasta el punto de hacer un enorme agujero (reciéntemente denominado "bujero") en el techo de la cueva. También el viento unió sus fuerzas con el líquido elemento para labrar las paredes de la cueva y convertirlas en "panales" pétreos de una extraordinaria belleza. Este será un buen lugar para tomarnos un descanso, en la sombra que nos brinda esta cueva de singulares formas geológicas.

Una vez tomado un respiro, reanudamos la excursión descendiendo hasta la senda por la que caminábamos. Ahora, seguimos hacia la izquierda siguiendo nuevamente la senda. Unos metros más adelante, tendremos que prestar atención a las marcas blancas y amarillas del PR para no extraviarnos, puesto que caminamos por un terreno en donde la senda aparece y desaparece debido al terreno rocoso. Siguiendo recto por las pétreas zonas que recorremos, iremos en la dirección adecuada.

Lo cierto es que esta parte del monte Arabí donde la roca se fusiona con la tierra es realmente preciosa. Aunque tambíen es cierto que es la parte más peligrosa puesto que si ha llovido hace poco, la piedra se vuelve resbaladiza.

Unos minutos después, habiendo ya pasado este tramo rocoso, seguiremos prestando atención a las marcas amarillas y blancas del PR, puesto que por esta zona convergen bastantes sendas que dan acceso a la parte alta del monte Arabí. Nosotros continuaremos la senda en descenso hasta que ésta dá un giro de 180º. Justo enfrente donde se ubica esta trazada de la senda, vemos un cartel interpretativo. Nos acercamos hacia él siguiendo recto.

Una vez en él, avanzamos unos pocos metros para admirar una bonita panorámica de Yecla al fondo y los campos de cultivo que rodean esta isla vegetal llamada monte Arabí. También podremos contemplar una parte de la cara norte del Arabí (que después visitaremos) en este mirador natural.

Volvemos a la senda para seguir hacia la izquierda, siguiendo las marcas del PR en descenso, para unos metros después, observar que la senda se ensancha convirtiéndose en un camino. Atravesamos una antigua cadena que impide el paso de los vehículos y, continuándo en descenso, llegamos a un nuevo camino. Si tomáramos la pista de tierra hacia la derecha, nos llevaría hasta las pinturas rupestres del Canto de la Visera I y II. Por lo tanto, como ya hemos estado allí, seguimos la pista hacia la izquierda. Pocos minutos después, llegamos a otra intersección. A la derecha, el camino se dirige a la casa del Guarda, punto final de nuestra excursión. Pues bien, esta opción la tomaremos después, puesto que ahora vamos a tomar la segunda de las sendas alternativas que nos va a guiar hasta el pozo de la Buitrera y la "puerta de la Iglesia".

Por lo tanto, tomamos el camino hacia la izquierda, atravesando un resalte de tierra para pocos minutos después y pasado nuevamente otro resalte de tierra, girar hacia la izquierda por un nuevo camino.

Este camino por el que ahora transitamos, rodea el monte Arabí por el noreste. No debemos de abandonar el trazado principal del camino en ningún momento. Un par de caminos a mano derecha nos saldrán a nuestro paso, no tomando ninguno. Unos minutos después, un cartel interpretativo a nuestra zurda nos indica la senda que debemos tomar para llegar a la zona conocida popularmente como la "puerta de la Iglesia". Ésta senda la tomaremos después, puesto que ahora debemos de seguir unos pocos metros más por el camino que llevamos hasta que gira bruscamente hacia la derecha y siguiendo por el camino que por esta parte está en malas condiciones, llegamos en unos pocos metros hasta el pozo de la Buitrera.

Llamado popularmente "Pocico de la Buitrera" es el único afloramiento de agua cercano al monte Arabí. Está situado en una rambla rodeado por juncos y su perímetro lo delimita una piedra de forma triangular.

Volvemos hacia atrás, hasta llegar al panel interpretativo que ahora tenemos a nuestra diestra y que nos indica las características de la zona llamada "puerta de la Iglesia". Tomamos la senda de nuestra derecha que en unos minutos y en contínuo ascenso, nos guía hasta la base de un cortado de la parte norte del Arabí de unos 30 metros.

Llamado la "puerta de la Iglesia", puesto que según dicen se le asemeja a la puerta principal de la iglesia de la Asunción o "Iglesia Vieja" de Yecla. Yo la verdad es que no le veo ningún parecido. Yo lo único que le encuentro es que es un lugar maravilloso, rodeado de una bonita vegetación, con grandes portes de enebro de la miera, donde la erosión del agua y el viento hacia la roca, tiene aquí uno de sus máximos exponentes.

Aquí, tumbados en el "prado" que forma la base del cortado, nos tomamos un descanso. En este lugar se respira tranquilidad por todos lados.

Una vez terminado nuestro descanso, volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar nuevamente al camino que nos conducía al pozo de la Buitrera. Ahora, tomamos de nuevo el camino pero esta vez hacia la derecha para unos minutos después, girar otra vez hacia la derecha, atravesando, como lo hicimos unos minutos atrás, un resalte de tierra. Unos metros más adelante, volvemos a atravesar el siguiente resalte de tierra para ubicarnos en el mismo lugar en el que anteriormente estuvimos cuando decidimos visitar el pozo de la Buitrera y la "puerta de la Iglesia". Ahora vamos a continuar de frente, siguiendo la indicación hacia la casa del Guarda y la Cueva del Mediodía.

Seguimos por el ancho camino, andando por la falda del monte Arabí, escuchando cualquier sonido provocado por la diversa fauna reinante en este espacio natural. Incluso una pequeña manada de muflones ha colonizado desde hace poco tiempo la "montaña mágica".

Continuamos andando por el camino hasta que nos encontremos un cartel interpretativo a nuestra derecha. Junto a él, una senda se dirige hacia arriba, donde la roca forma una oquedad, la cuál nuestros ancestros aprovecharon para seguir su función pictórica. Tomamos la senda hacia la derecha y en unos pocos minutos nos acerca hasta la base de la Cueva del Mediodía, el otro lugar del monte Arabí donde se conservan pinturas rupestres.


Dichas pinturas las podemos ver en una oquedad vallada por rejas para su conservación. En ellas podemos ver un grupo de figuras divididas en tres partes diferenciadas por el color: rojo oscuro, amarillo y rojo. En éstas encontramos figuras animales, humanas y varios báculos, todas ellas de arte levantino.

Estando en esta "marquesina" natural a última hora del día, podremos observar la llegada de las chovas piquirrojas a sus cantiles, con su ensordecedor graznido, vigilando, como cada día, las pinturas situadas más abajo de sus "casas".

Volvemos atrás hasta el camino y ahora lo seguimos hacia la derecha, para llegar a nuestros vehículos en unos minutos. Pasamos una barrera que impide el tránsito a los vehículos motorizados y llegamos al ensanche donde estacionamos nuestro vehículo. Pero como la excursión la comenzamos en la casa del Guarda, pues nosotros nos dirigimos hacia ella para completar la ruta circular.

Por lo tanto, tomamos el camino que ahora se queda hacia nuestra diestra, volviendo a cruzar otra barrera para que no entren vehículos a motor, ascendiendo unos pocos metros para al cabo de unos minutos llegar a la zona donde se ubica la casa del Guarda.

Antes de llegar a ella, contemplamos en la parte derecha del camino, un bonito ejemplar de pino carrasco, llamado pino de la Casa del Guarda del Arabí, árbol singular del término municipal de Yecla, de 14 metros de alto y más de 3 metros de perímetro de tronco. Junto a él, un cartel nos indica lo anteriormente citado.

Continuamos nuestro camino para al cabo de pocos minutos llegar a la casa del Guarda, dirigiéndonos a su parte trasera para llegar al cartel indicador de la ruta que acabamos de realizar.

Y es en este lugar, donde comenzamos la excursión que nos ha guiado por los lugares más interesantes del monte Arabí, donde termina esta caminata. Lo cierto es que podríamos haber dado como finalizada esta excursión en el lugar donde tenemos los vehículos. La verdad es que no merece la pena volver a subir hasta la casa del Guarda para después tener que volver a bajar hasta nuestro coche. Por lo tanto, aconsejo que se comience la excursión en el ensanche donde estacionamos nuestro vehículo.

A no ser que, como prometieron algún que otro político hace años, a la casa del Guarda la rehabiliten como aula interpretativa del monte Arabí. Un lugar en el que, aparte de la información que nos puedan dar sobre la zona, se establezca un espacio para el conocimiento de la arqueología, la geología, la fauna y la flora del monte Arabí, que no obstante, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Galones tiene de sobra para esto y para que de una vez por todas, establezcan a la zona del monte Arabí, monumento natural de la región de Murcia.

Pero bueno, eso dependerá de los señores que no hace mucho tiempo votamos.

Una cosa más antes de acabar. Recomiendo acercarnos a la enorme encina que hay cerca de la casa de Don Lucio, que es la edificación que hay justo cuando tomamos el camino de tierra para acceder a la casa del Guarda. La encina de la Casa Don Lucio, con 12 metros de alto y casi 3 metros de perímetro, es una de las mayores de Yecla y tambíen adscrita al mapa de árboles singulares. Porque abrazar el tronco de alguno de éstos seres vivos, siempre es una sensación extraordinaria.

DATOS RUTA


Tiempo empleado >>> 2,40 horas


ACCESO

Desde Yecla tomar la carretera RM-404 dirección Fuente-Alamo. Poco menos de 1 kilómetro después, tomar hacia la derecha la carretera RM-A18 dirección Montealegre del Castillo y seguirla durante más de 14 kilómetros, atravesando el barranco del Burro y el caserío de El Pulpillo.

Sobre esta altura, debemos de prestar atención, puesto que a nuestra izquierda, un cartel nos anuncia que estamos en la zona del monte Arabí, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tomamos el camino asfaltado situado justo al lado de la señal, hacia la izquierda.

Debemos seguir esta pista asfaltada durante casi 6 kilómetros, dejando atrás una de las entradas al monte Arabí por la derecha, indicada por un poste vertical. A la altura de la casa de Don Lucio, veremos otro poste vertical señalizando el monte Arabí, hacia la derecha. Tomamos este camino que cambia el asfalto por la tierra.

Estando detrás de la casa de Don Lucio, se toma el camino de la derecha para no abandonarlo en todo momento, no cogiendo ningún otro camino que no sea seguir recto, hasta llegar a un ensanche habilitado como aparcamiento donde un par de barreras impiden a partir de aquí, el acceso a vehículos a motor al monte Arabí. Un pozo de reciente rehabilitación nos servirá de referencia para saber que estamos en el sitio correcto. Desde la casa de Don Lucio al ensanche, habremos recorrido menos de 3 kilómetros.

Desde aquí, y ya caminando, tomamos dirección N siguiendo la indicación que nos señala la casa del Guarda. Una vez en ella, se accede a su parte trasera hasta encontrar el cartel que nos indica la ruta que vamos a realizar.