IBERIA NATURA

Dicen que hace muchos años, una ardilla podía cruzar la península Ibérica de lado a lado sin bajarse de los árboles. Eso hoy en día, a cambiado bastante.
Pero tenemos la satisfacción de contar con el país de mayor biodiversidad de flora y fauna de todo el continente europeo.
Más del 12% del territorio español está protegido por alguna denominación como Parque Nacional, Parque Natural, Reserva Natural, Paisaje Protegido, etc. Eso supone la protección de más de 6 millones de hectáreas terrestres y más de 254000 hectáreas marinas.
Es maravilloso caminar por alguno de estos espacios y observar el vuelo de un águila imperial; el ruido de un arroyo precipitándose por una cascada; el escándalo de la berrea producida por el celo del ciervo; el cambio de color de los hayedos en otoño...
Por todo esto y más, me lancé a crear este blog, para que a las personas que les guste caminar y observar la fauna y flora, sepan donde están los rincones naturales más bellos de este increible país de contrastes.
NO SOLO LOS HOMBRES HABITAMOS ESTE PLANETA.
¡¡¡CUÍDALO!!!



26 enero 2011

SENDERO ACEBEAS - NAVALPERAL

Otoño. Estación donde los árboles se empiezan a desnudar y algunas plantas dan sus frutos y donde algunos animales empiezan sus amoríos, delatándoles sus estruendosas voces, mientras sus cornamentas se baten en duelo.

Hace un año, mientras nuestros cuerpos se sumergían en las frías aguas de la cueva de los Chorros del río Mundo, mi hermano y yo sugerimos volver por estas frescas fechas, para pasar un fin de semana de risas y naturaleza.

Justo casi un año después, cumplimos nuestra palabra. Volvemos al parque natural de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas.

Después de un Sábado de risas, el Domingo tocaba naturaleza. Y la excursión elegida es en una de las zonas más lluviosas de todo el parque natural, la zona de las Acebeas, cerca de la ciudad jienense de Siles.

Comenzamos nuestra ruta en el panel informativo de la misma, denominada Acebeas - Cumbre de Navalperal, junto a la pista asfaltada que sale desde Siles y se dirige hacia Segura de la Sierra y a varias aldeas segureñas, recorriendo una inmensa parte de la sierra de Segura.

La ruta también esta balizada como sendero de pequeño recorrido, cuya denominación es PR-A 176, por lo tanto, el seguimiento del sendero es inconfundible.

Empezamos a caminar, atravesando la barrera de la pista forestal que impide la entrada de vehículos a motor. Conforme vayamos caminando, nos iremos dando cuenta del frescor y humedad de esta zona, una de las más lluviosas de toda Andalucía.

Esta climatología genera que existan en este lugar especies de flora extrañas de encontrar por estas partes de la geografía peninsular, como los avellanos y, sobre todo, los acebos.

Mientras caminamos por el tupido manto de las grandes hojas caídas de los plátanos de sombra, que delimitan el camino, vamos contemplando los primeros ejemplares de avellanos, ahora con la hoja apunto de caer, mientras las hiedras trepan por las cortezas de algunos árboles, hasta llegar a las inmediaciones de una edificación prácticamente derruida, la antigua casa forestal de las Acebeas, que se situa a nuestra izquierda.

A partir de aquí, y siguiendo la pista forestal, iremos viendo los primeros acebos, que, junto a otras especies de flora, nos harán pensar que estamos en alguno de los preciosos valles norteños de nuestro país, mientras el tapiz vegetal amarillento del suelo, junto con la temperatura, nos recordará en la época que estamos.

Y así, maravillándonos con el entorno que nos vamos encontrando, llegamos a las cercanías del cortijo de las Acebeas.

Y es en esta parte del camino, cuando se desarrolló la anécdota de la jornada. Lo malo, es que dicha anécdota no es de las graciosas, sino todo lo contrario.

Resulta, que estando parado el grupo de íbamos realizando la excursión, oímos un ruido extraño, que no era de origen animal, sino humano. Un todo - terreno se acercaba a nosotros para dirigirse al cortijo de las Acebeas.

Cuando el citado vehículo estaba a nuestra altura, se detuvo y dentro de él, dos personas ocupaban sus plazas delanteras.

Dos hombres, uno mayor y otro de mediana edad, nos avisaron de que si continuábamos nuestra excursión, no debíamos de salirnos de la senda, lo que nosotros acatamos sin el menor problema.

Pero cuando vieron a uno de los componentes del grupo, llamado Coco, el cánido de mi hermano, algo tuvo que pasar por la cabeza de estos dos energúmenos, sobre todo el más mayor, ya que se empezaron a malhumorar, exclamando estas "bonitas" palabras:

- ¡Ah, llevais un perro!. Los perros no deberían de pasar, ya que se cagan en los caminos.

Nos quedamos un poco paralizados por lo que acabábamos de oir. Pero no se quedó así, ya que conforme iban hablando, se iban poniendo de peor humor, incluso "alardeando" de que esa finca "valía 10 millones", hasta que llegaron a un punto y nos dijeron:

- El perro no puede seguir, si quereis hacer la ruta, bajaros al coche y lo dejais allí.

Puedo prometer que no protestamos en ningún momento, y, de nuestra parte, no incitamos a aquellas dos personas a que se pusieran así. He de reconocer que hasta que ellos llegaron, el perro iba suelto, pero en cuanto vimos el vehículo llegar y empezaron a hablarnos, mi hermano ató a su mascota. Pero eso no implica que nos hablaran así, y menos, que cometieran lo que yo llamo "racismo animal".

Una vez acabada la conversación, ellos se dirigieron al cortijo de Acebeas, y nosotros, aún perplejos de lo que acababa de suceder, comenzamos a comentar el suceso.

Mi hermano, tuvo que dar marcha atrás e irse, no a dejar al perro en el coche, sino abandonar la excursión y marcharse él y su mascota hacia nuestro "campamento base". Lo cierto, es que mi hermano ya nos había advertido de que no iba a realizar toda la excursión, sino el primer tramo, digamos que hasta donde estábamos, para ver los acebos, ya que tenía otros planes: animar a cierto piloto español para ganar el campeonato del mundo de F1, en su última prueba (y todos sabemos como acabó). ¡Menudo día!.

Por lo tanto, nos despedimos de mi hermano, y nosotros continuamos con la excursión, con el consiguiente malhumor que teníamos, fruto de dos desagradables personas.

Situado a la derecha, encontramos el cortijo de las Acebeas, si bien, nuestro camino gira hacia la izquierda, donde comienza a ascender de forma moderada.

A los laterales de la pista forestal, encontramos ejemplares de encinas, helechos y, sobre todo, el principal protagonista botánico de la excursión, el acebo, que en estas fechas, muestra todo su esplendor con su colorido fruto rojo.

Seguimos nuestro camino, que en ningún momento tiene pérdida, ascendiendo poco a poco. Conforme vayamos subiendo metros, la cubierta vegetal tan tupida irá desapareciendo. Nos encontraremos en zonas donde habitan los quejigos, árbol que también necesita una zona húmeda para vivir.

Seguimos ascendiendo por la pista forestal, la cuál salva el desnivel realizando unas cuántas "zetas" y donde el pino laricio es el principal miembro arbóreo de estas alturas.

Llegamos a un recodo del camino, en el que disponemos por primera vez de unas bellas vistas de la sierra del Segura. A nuestros pies, podemos contemplar el cortijo de las Acebeas. Un excelente lugar para descansar unos minutos y echar un trago de agua.

Ya hemos ascendido un buen trecho, pero nos queda otro para llegar a nuestro objetivo, que ahora, y si el día lo permite, podemos contemplar de frente cuando reanudemos la excursión, la caseta de vigilancia de incendios de Navalperal.

Reanudando nuestro itinerario, teniendo, como bien hemos dicho anteriormente, nuestro destino enfrente. Unos minutos más tarde, un poste vertical de madera a nuestra izquierda, nos indica el camino correcto hacia la caseta de incendios. Ésta baliza nos indica la dirección del PR-A 176.

Si siguiéramos de frente, por la pista forestal, llegaríamos al pico Navalperal, donde se sitúa el punto geodésico.

Pero nosotros, no queremos llegar hasta él, sino a un punto más alto que el Navalperal, donde se ubica la caseta de vigilancia de incendios. Por lo tanto, giramos hacia la izquierda.

A partir de ahora, y hasta el final de nuestro recorrido, transitaremos por senda.

Ésta, va ascendiendo poco a poco, atravesando los últimos ejemplares arbóreos de la excursión y con unas impresionantes vistas de la zona a nuestra zurda.


La senda parece terminar en un prado, pero una baliza de madera anclada al suelo, marcando la dirección correcta mediante las marcas amarillas y blancas del PR, nos sacarán de dudas de hacia donde ir a nuestro cercano objetivo. Debemos de seguir recto, cruzando el prado y ascendiendo unos pocos metros hasta encontrar de nuevo la senda.

Si miramos para atrás, podremos observar una amplia vista de la planicie que existe. Es el calar de Navalperal, y, a lo lejos, divisaremos el punto geodésico del pico Navalperal.


Si queremos acceder al pico Navalperal, simplemente tendríamos que seguir el camino que vemos de frente, ascendiendo por la loma del calar, hasta llegar a él. Pero nosotros no nos dirigimos hacia el Navalperal, por lo tanto, nos damos la vuelta, y seguimos por la senda, que en unos minutos y después de descender unos pocos metros, nos guía hasta la caseta de vigilancia de incendios de Navalperal, punto final de nuestra excursión.

Una vez en la garita, dejamos nuestras mochilas, tomamos aliento y algo de líquido, y tenemos todo el tiempo del mundo (si el cielo nos lo permite), para contemplar una de las mejores vistas de la sierra de Segura y el calar del Mundo.

Estamos en el pico de Acebeas o Acebedas, a más altura que el pico de Navalperal. Las vistas por todos los ángulos son impresionantes, como los picos de Espino y Cerro de las Mentiras o, incluso, una pequeña parte de la población de Orcera (si no me equivoco).

Y desde este punto, termina esta excursión otoñal, en uno de los rincones más bellos del parque natural de las sierras de Cazorla, Segura y las Villas, rodeados de una exuberante vegetación, con un microclima especial, que ha convertido este área en lugar de reserva del parque natural, cuyo nivel de protección es máximo.

Ojalá que sea así, y nadie lo altere. Para poder disfrutarlo nosotros y, en un futuro, nuestros hijos.

Siempre que no llevemos perro, por supuesto.

DATOS RUTA


Tiempo empleado >>> 1,05 horas

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ACCESO

Desde Siles, seguir por la carretera A-310 dirección La Puerta de Segura. Pasado menos de 1 kilómetro, tomamos una pista asfaltada a la izquierda, que se dirige, entre otros lugares, a Segura de la Sierra, Aldea Río Madera y Hornos, denominada JF-7012.

Por esta pista asfaltada, debemos de continuar durante 11 kilómetros, atravesando, aparte del camping Río de los Molinos y el área recreativa Peña del Olivar, junto a su jardín botánico, los arroyos de San Marcos, de Juan de Osuna, de los Molinos, un arroyo en 4 ocasiones y 4 barrancos u arroyos estivales antes de que un camino nos salga a la derecha. Nosotros seguimos por el asfalto, recto. Si tomáramos esta pista forestal, nos guiaría hasta el camping Fuente de la Canalica, pasando por la aldea de Fresnedilla y terminaría en la pista asfaltada por la que circulamos. Por lo tanto, puede servir de atajo. Pero si mal no recuerdo, está sin asfaltar.

Siguiendo por la pista asfaltada, cruzamos el arroyo de la Canalica, y nos saldrá un camino por la izquierda. Nosotros seguimos recto. Si lo tomáramos, nos llevaría por la denominada JF-7015 hacia la aldea de Sierra del Agua, o también conocida como Aserradero del Río Tus.

Continuamos por la pista asfaltada hasta encontrarnos con un camino que nos sale por la derecha. Éste es el citado anteriormente, la pista forestal que nos conduce hasta la aldea de Fresnedilla. Nosotros seguimos por el asfalto hacia la izquierda, cuya nomenclatura ha cambiado. Ahora se le denomina JF-7017.

Seguimos la pista asfaltada poco más de 1 kilómetro, cruzando un barranco u arroyo estival y pasando al lado del campamento juvenil Acebeas.

Más adelante, vemos un desanche a la izquierda al lado de la pista asfaltada, donde podemos aparcar nuestros vehículos. A la derecha tenemos una pista forestal, cerrada al tráfico rodado por una barrera y con una panel informativo de la excursión Acebeas - Cumbre de Navalperal, nuestro lugar de partida de la excursión.

Si vais con vuestra mascota, un perro, no os preocupéis. En el panel informativo de la excursión, no prohibe la realización de la misma con perros. Por lo tanto, llevarlos siempre atados, y rezad para que los dueños de la finca no se os crucen como a nosotros. Lo digo, porque cuando llevábamos realizada media excursión, y cerca del mirador natural en un recodo del camino, vimos bajar a una señora mayor con un perro de un tamaño bastante considerable. Seguramente, los dueños de la finca no la vieron.

De todas formas, estais avisados. Y ya os podeis quejar, que yo, realicé una queja formal a la consejería de Medio Ambiente de Andalucía, y aún estoy esperando una respuesta.